sábado, 19 de junio de 2010

El Detonante

Las herencias temperamentales también se muestran como predisposiciones caracterológicas, incluidas en esas cadenas; así conocemos si el ser que llega a la vida tiene tendencias hacia la agresividad, o al pasivismo, si es más vitalista o sedentaria, si tendrá gran atracción por el alcohol, las drogas o la carne, o si por el contrario sus aficiones serán puramente místicas. Podemos reconocer a los depresivos, a los científicos y a los suicidas; a los maestros, artistas, y a los lideres. Terrible y esclarecedor ¿no?, pero cuidado, tampoco eso significa que el ADN sea el mapa de carreteras obligatorio a través del cual el ser humando deberá circular inexorablemente, sino mas bien debemos verlo como indicador de la materia prima con la que cuenta la persona para realizar su obra. Que se desencadene o no la enfermedad, o cualquiera de las demás circunstancias dependerá de la forma de afrontar los escollos de la vida, para eso esta la libertad, ¿no?. Nada es determinante previamente a una toma de decisión.


Además, hay otra característica importante. Cuando el recién nacido instintivamente desarrolla unos hábitos, el resto del grupo familiar acostumbra a comentar: es tan tragón como su abuelo, tiene la misma expresión de enojo que tenía su tío abuelo, o es tan dormilón como su primo tal, y así el pequeño ser es reconocido como eslabón de una cadena familiar vinculada entre si por unos rasgos y tendencias comunes, que llamamos karma grupal, y todo eso está reflejado en el ADN.







Conocemos familias que tiene una larga tradición de depresivos, y otras en las que cada “x” nacimientos, habrá uno que sufrirá una quiebra económica familiar, o un accidente automovilístico, o familias en los que predominan los apostadores de carreras, e incluso los mujeriegos. Parece que siguiéramos una secuencia en serie que marca la tradición del grupo, y sin la cual a la familia le falta algo…. Hay tradiciones de profesión, de enfermedad, de oficios, de dotes artísticas, de cualidades lingüísticas, deportivas, altruistas o de gustos alimentarios por poner unos ejemplos de los miles que podríamos hallar.

Todas estas similitudes, van mucho más allá de unas condiciones hereditarias meramente físicas, porque trascienden actitudes temperamentales y pautas de conducta que provocan unas condiciones de evolución individual. Si podemos considerar heredadas las aptitudes artísticas de un individuo, también podemos ver que nuestros vicios son material hereditario para nuestra prole.







Según la física quántica, nuestro cerebro actúa mediante pautas repetitivas ya sean heredadas genéticamente ya sean originadas en nosotros. Cuantas más veces se repite ese hábito, mas impacto causa en el conjunto genético hasta llegar a provocar un bloqueo, un daño emocional que se refleja en una zona determinada.

Primero estalla la advertencia de que algo esta creando un corto circuito en el cuerpo, mediante malestar, insatisfacción, falta de sueño o pequeñas molestias físicas. Si en vez de prestar atención persistimos en la misma conducta, el agujero creado por la actitud mental negativa se expandirá y ahondará, llegando un punto en que la célula será afectada por el estrés que produce en el organismo semejante agresión y la enfermedad habrá estallado en el ser humano. Lamentablemente, solamente desandando el camino podremos devolver el brillo y plenitud original a nuestras células. Y ahí entra la medicina quántica, que mediante la búsqueda e investigación del problema matriz que marco la secuela emocional, purifica el karma del individuo regenerando las células, a través de la comprensión del error y modificación de actitudes.







Si podemos considerar que las enfermedades están causadas por bloqueos emocionales; Si la ciencia actual nos asegura que determinadas pautas de conducta acarrean unas secuelas físicas llegando hasta la enfermedad, entonces tambien entederemos que las consecuencias karmicas están incorporadas en el mismos ADN, ya que para que una enfermedad se desarrolle y el karma madure se requieren unas actitudes previas temperamentales que disparen los condicionantes de la enfermedad. Y aquí se proyecta el karma no solo individual sino el grupal por herencia genetica.

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